viernes, 10 de diciembre de 2010

LEONES






Por su vigor y sus hábitos predadores el león se ha considerado durante siglos como el "rey de la selva". Todavía sobrevive el mito de los poderes sobre naturales del león, ya que hay quien cree que comer o llevar encima partes de un león, puede revivir poderes perdidos, curar enfermedades y conseguir la inmunidad frente a la muerte. Por suerte, son muchos los que se conforman con observar y fotografiar a este animal magnífico.     
En otro tiempo, la distribución de los leones fue mucho más amplia que la actual. Los escritos de Aristóteles comentan la presencia de leones en Grecia en fecha tan reciente como 300 a. C., y los cruzados se encontraban con frecuencia a leones en sus viajes por Oriente Medio.
            Como otros miembros de la familia de los félidos, el león tiene un cuerpo esbelto, compacto, musculoso y con un pecho amplio. Su cabeza es redonda y corta, y luce unas prominentes vibrisas. El cráneo está bien adaptado para dar muerte y devorar a sus presas. Visión y oído son de mayor importancia que el sentido del olfato para localizar las presas. Como en la mayoría de los félidos, los leones machos adultos son más grandes que las hembras adultas (de un 20 a un 35%, incluso un 50% más pesados) Ello les procura una notable ventaja en la alimentación, donde pueden competir con otros y robar carroña para sí, pero en realidad los machos de una manada sobreviven casi exclusivamente por las presas muertas por las hembras.
            El papel principal del macho en la manada consiste en proteger el territorio y a las hembras contra los otros machos; su tamaño también constituye una ventaja en este aspecto. La espléndida melena del macho confiere el aspecto de un gran tamaño sin los inconvenientes de un aumento de peso. Las luchas no suelen acabar en guerra por que el más pequeño de los dos leones percibe su desventaja  se retira antes de empezar. La melena también sirve para protegerse de golpes.
La dieta del león abarca animales que pesan desde 50 a 500kg, aunque también es capaz de comer roedores, liebres, etc. Los leones no participan normalmente en la cacería porque su melena les da un aspecto demasiado llamativo. Cuando cazan rodean a la presa.  Aunque alcanzan velocidades de 58km/h, algunas de sus presas corren a 80km/h, por lo que los leones deben  utilizar la astucia para acercarse a 30m de su víctima.
La presa suele ser devorada por todos los miembros del grupo. Cuando varios leones comen juntos, o cuando la víctima es pequeña las escaramuzas son frecuentes, pero son breves y es raro que se produzcan heridas graves. Las hembras adultas necesitan unos 5kg de carne por día y los machos adultos 7kg.
Los leones comparten dominio con otros animales carnívoros, cada uno de los cuáles puede alimentarse con muchas de las mismas especies que son presas de los leones. Todos ellos cazan animales que pesan menos que 100kg, pero solo los leones mata con regularidad a presas con peso superior a los 250kg. Asimismo los leones tienden más a matar presas adultas y sanas.  
La madurez sexual puede conseguirse a los 24-28 meses en cautiverio y a los 36-48 en libertad, diferencia que puede deberse a factores de la nutrición. Las hembras son sexualmente receptivas más de una vez al año, y este periodo les dura de 2 a 4 días. El intervalo entre ciclos es muy irregular y puede variar entre dos semanas y varios meses. La ovulación es inducida por la copulación.
La gestación es corta  para tratarse de un mamífero grande:100-119 días. En consecuencia los cachorros son muy pequeños al nacer y pesan menos del 1% del peso del adulto. La reproducción se produce a lo largo del año, aunque varias hembras de una manada pueden parir el mismo mes. Las hembras crían juntas a los cachorros y amantan a cualquiera de ellos. Los tamaños entre uno o cinco con un promedio de dos o tres. Los cachorros son destetados gradualmente y empiezan a comer carne a los tres meses, si bien siguen amamantándose hasta los seis meses en las cuatro mamas de la hembra. La mortalidad de lo cachorros es alta, ya que un 80% pueden parecer antes de los dos años de edad. Una hembra adulta producirá su siguiente camada al producirse los dos años de edad sus cachorros. Si perece toda la camada, se apareará poco después de la muerte del último cachorro.
La manada del león suele consistir en 4 a 12 hembras adultas emparentadas, sus crías y 1 a 6 machos adultos. Los leones pasan la mayor parte de su tiempo en un grupo dentro de la manada. Los machos de las manadas pueden estar emparentados entre sí, pero generalmente no lo están con las hembras. Los limites territoriales se mantienen mediante el rugido, las marcas de orina y las rondas.
Una manda cubrirá una zona entre 20 y 400 Km2, según el tamaño de la misma y la cantidad de caza disponible. Las grandes manadas pueden coincidir con los elementos de las vecinas, aunque cada una tiene una zona central para su uso exclusivo.
El tamaño máximo de un territorio depende de la capacidad de la manada para defenderlo y por el punto en el que la conexión social podría llegar a romperse.
Por su escasa o nula capacidad para la captura de presas, los cachorros suelen pasar hambre su primer año de vida. Las hembras adultas hasta llegan a impedir que su progenie se alimente en periodos de escasez de comida. Incluso en momentos de abundancia los cachorros pueden perecer por inanición si sólo se da muerte a animales pequeños, debido al predominio de los adultos sobre la presa. A los 18 meses los cachorros están suficientemente preparados para asegurarse el sustento matando.
Los parentescos de sangre entre leones se descubren manteniéndose descubre manteniendo un historial de individuos conocidos. En el núcleo de una manada de leones hay de 4 a 12 hembras emparentadas entre sí por haber crecido entre descendientes de hembras unidas también por vínculos familiares. Si una manada persiste durante generaciones y rebasa su óptimo numérico, las hembras subadultas sobrantes son expulsadas.
Sino se han marchado por su cuenta, los machos  jóvenes subadultos también son expulsados a la misma edad y se agrupan con los restantes machos que a su lado han crecido. Algunos de ellos pueden ser hermanos, parte de la camada de la misma leona, pero su parentesco equivale al de hermanastros, e incluso es más distante. El grupo de machos jóvenes permanece unido durante 1 o 2 años y procura asentarse como machos sementales de una manada. Los machos mantienen el mando sobre una manada periodos que oscilan entre los 18 meses y los 10 años, según el grado de competición sobre los grupos rivales y el número de machos con el que comparten el mando.
Los machos de una manada son buenos compañeros;  luchan fieramente y en cooperación con otros machos forasteros, pero no luchan entre sí por las hembras receptivas, sino que llegan a una especie de "acuerdo entre caballeros" por el primer macho que encuentra una hembra encelada suele ser aceptado como dominante entre los demás.
Un macho adulto  establecido en una manada suele mostrarse amable con las hembras y con los cachorros engendrados por él o por sus parientes, pero un miembro de un grupo de machos llegados de otro lugar se comporta de manera muy diferente: es probable que mate al menos a algunos cachorros de la manada al tomar posesión de ella. Esta conducta violenta y esta aparente inadaptación resultaban antes desconcertantes, ya que no es corriente que los mamíferos maten a los jóvenes de su propia especie. Sin embargo, con el estudio de la vida de los leones en manadas a lo largo de varios años, se ha comprobado que, si los machos matan cachorros al instalarse, es probable que dejen más descendientes propios. El macho no está emparentado con los cachorros que mata, pero al matarles puede que su madre tenga descendientes suyos (al mostrarse receptivas de él poco después de la muerte de su último cachorro). Por otra parte, los cachorros de este león también sobrevivirán mejor sino están cachorros de más edad para competir con él. Por eso, matar cachorros en estas circunstancias es un acto adaptativo y, como otros aspectos de la conducta del león, constituye una faceta del proceso de selección de estirpe en plena acción.

viernes, 3 de diciembre de 2010

PULPOS




El pulpo es un molusco cefalópodo que posee ocho brazos con dos filas de ventosas en cada uno de ellos. Se caracteriza por tener el cuerpo blando con un cerebro bien desarrollado y dos ojos grandes y complejos que le proporcionan una buena visión.
Pueden llegar a cambiar de forma muy rápida, el color y la textura de su piel. Pasan gran parte de su vida escondiéndose entre las rocas y agujeros naturales y muchas especies, como el pulpo común pueden llegar a crecer hasta 1 m. de largo.
Vive en fondos rocosos en las zonas litorales. En Invierno el pulpo comienza a acercarse a la costa para realizar la reproducción, permaneciendo en el litoral hasta la primavera. Es un animal de costumbres nocturnas y se alimenta de crustáceos, peces pequeños y moluscos.
El pulpo que acude al mercado gallego procede de nuestras costas o bien de las que se efectúan en el Banco Canario-Sahariano. En este último caso, su presentación es siempre congelado, aunque últimamente están llegando a nuestras lonjas, partidas de pulpo Marroquí en fresco.
Si usted compra en nuestros mercados pulpo fresco, asegúrese de que su color y su brillo sean lo más vivos posibles. El pulpo Marroquí llega a nuestros mercados con varios días de transporte, por lo que nunca podrá tener el color ocre brillante que posee el pulpo recién pescado. Si por el contrario, usted adquiere pulpo congelado, compruebe la etiqueta del producto, que deberá especificar obligatoriamente su origen.
En las costas gallegas se captura también el pulpo blanco o cabezudo, que se distingue claramente por tres aspectos: su color casi blanco, el gran tamaño de su cabeza en relación con su cuerpo y por poseer a lo largo de sus brazos una única fila de ventosas.
El pulpo cabezudo, a pesar de ofrecer interesantes cualidades gastronómicas, es un olvidado de la cocina gallega, por lo que apenas acude a nuestro mercado en fresco, siendo su destino otros mercados o para conservas.
Los Japoneses, que son grandes aficionados a los sabores del mar, toman el pulpo crudo, y lo valoran como un plato exquisito. la tradición en Galicia dice que se debe cocer. Se deja que el agua rompa a hervir y se mete y saca tres veces para dejarlo durante media hora aproximadamente para un pulpo de tamaño medio. La mejor manera, dicen, es en una pota de cobre, frecuente en romerías, establecimientos de hostelería y también presente en muchos hogares gallegos. Una vez cocido, este cefalópodo admite muchas variaciones, encebollado, con vinagreta... pero en Galicia son tres las maneras que reinan sobre las demás: a la feria, en caldeirada, o a la gallega, que es como se prepara el famosísimo pulpo de la Isla de Ons.

DELFINES




Los delfines parecen tener una extraña afinidad con los seres humanos. Es frecuente verlos acercarse a las embarcaciones realizando vistosas piruetas en la proa de las mismas. Muchas veces este acercamiento resulta muy costoso  para estos amistosos cetáceos ya que suelen ser víctimas de las redes de los barcos pesqueros. Según los estudios realizados por la bióloga marina Karen Pryor de Hawai estos acercamientos han cambiado en los últimos años. En un principio parece ser que los delfines pueden distinguir entre los barcos de pesca y los de investigación científica incluso cuando estos últimos sean pesqueros reformados ante los que se comportan con total libertad. Pero tan pronto se acerca a la zona un buque de pesca toman todas las precauciones, es decir: evitan los saltos fuera del agua y el vapor de sus respiraciones sobresale menos sobre la superficie del agua. Esto no significa que no se acerquen a los barcos de pesca. Lo hacen pero siempre por la banda de estribor (derecha) y evitan como peste situarse a babor (izquierda). Parece ser que se dieron cuenta de que las redes son recogidas por las poleas que están a babor del buque, mientras que del otro lado no se exponen a ningún riesgo.
 
Por último, no menos sorprendente resulta el hecho de que los delfines del Pacífico al quedar encerrados en una red mientras se intenta capturar atunes, permanecen nadando tranquilamente en la superficie y en el centro de la red en espera del momento en que el barco da marcha atrás para iniciar la recogida de la red. En esos momentos el borde superior de la red, en las proximidades de la borda del barco, se hunde durante unos pocos segundos, tiempo que los delfines aprovechan para nadar en fila india saliendo de la mortal trampa por ese hueco. El problema insalvable lo encuentran en la pesca nocturna donde los delfines no pueden encontrar el hueco y quedan atrapados.

Si bien los delfines son los campeones de saltos en el mar son incapaces de saltar para escapar a las redes de pesca flotantes. Se cree que estos animales saltan fuera del agua como una expresión de alegría o como un juego pero son incapaces de utilizar estos saltos para escapar de las redes a menos que se los entrene para ello. Esto incluso les sucede a las orcas que son fácilmente atrapadas con la simple utilización de la red de superficie. Esto hace que los delfines mueran accidentalmente cuando desde un barco tratan de pescar el cardumen de peces del cual los delfines se estaban alimentando o bien cuando se pesca sobre un cardumen de atunes a los que los delfines suelen seguir desde la superficie. Esta pesca no sería tan accidental ya que el barco que está realizando la maniobra puede ver a los delfines y podría, de querer hacerlo, formar un seno en la red para que los delfines escapen pero, como esto permitiría escapar a parte de la pesca, no lo hacen. En Argentina se calculan en 400 los delfines muertos anualmente por las redes de pescadores. Muchas pesqueras del mundo llegaron a un acuerdo con organismos ecologistas quienes ponen a bordo de sus barcos inspectores que se aseguran que se deje escapar a los delfines de las redes, sus productos se distinguen .
La visibilidad bajo el agua suele estar limitada, sobretodo cuando el agua está sucia. Es por eso que los animales acuáticos deberán "ver" de otra manera. Mientras que los peces podrán percibir las vibraciones producidas en la masa de agua, los delfines se han especializado en poder guiarse y captar presas por medio de la ecolocalización. Este sistema se basa en provocar un sonido que, partiendo del animal y viajando a una gran velocidad (el agua conduce el sonido entre 4 y 5 veces más rápido que el aire) rebote en el objeto a detectar y vuelva al delfín brindándole información sobre dicho objeto. Los delfines producen el sonido en una complicada tubería ubicada  debajo del espiráculo (orificio por el que respiran) y el sonido atraviesa la frente del delfín a través de un órgano graso conocido como "melón" que proyecta el sonido hacia adelante. Al regresar, el sonido es captado por los dientes de la mandíbula inferior  que absorben las vibraciones sonoras y las transfieren al hueso mandibular de donde viajan al oído medio por un canal de tejido graso. Estos animales pueden ubicar, por sonido, objetos del tamaño de una pelota de tenis a 120 metros de distancia y encontrar objetos a poca distancia del tamaño de un perdigón de escopeta. Esta increíble capacidad se debe a que el cerebro del delfín emite unas 700 señales sonoras por segundo, mientras que el cerebro humano tiene una capacidad analítica de sólo 20 o 30 señales por segundo. Es por eso que al bucear con delfines el oído humano capta una serie de chasquidos y cliks que en su conjunto suenan como una bisagra oxidada. Sin embargo el delfín puede distinguir las pequeñas variaciones de la señal obteniendo datos muy importantes para el animal. Un delfín puede distinguir entre un plato de cobre y otro de aluminio aunque estén pintados del mismo color y puede distinguir entre un tubo hueco de uno sólido. Estos datos sobre la consistencia de los objetos son muy importantes al momento de hincar el diente. Los delfines también pueden emplear este sonido para aturdir a sus presas o asustarlas haciendo que un cardumen permanezca compacto lo que facilita su accionar. Se cree que éste sonido es también la base de un sofisticado sistema de comunicación.